El Capaq Ñan, la red caminera entre Quito y Cusco significó un esfuerzo de integración para unir pueblos lejanos y distantes; de unir espacios diferentes.
Antes del auge inca dentro de un mismo curacazgo existieron caminos así como entre las vecinas macro etnias, pero las dimensiones adquiridas como la expansión cusqueña llegó a ser extraordinaria si se toma en cuenta que abarcó buena parte del Continente Sudamericano con cara al Océnano Pacífico.
Los cronistas Castro Ortega Morejón (1558 – 1974) cuenta que antes de la expansión, los señoríos estaban constantemente en pie de guerra entre ellos, y sólo se transitaba cuando se acordaba una tregua, la muerte podía suceder al imprudente que se entreviera a salir de sus fronteras.
Tan magnífica red caminera no fue del uso de todos los habitantes del ámbito andino. El Capaq Ñan se construyó para el paso de los ejércitos, de los administradores encargados del gobierno de tan dilatados territorios. De ahí que los puentes fuesen vigilaos con el objeto de impedir la libre circulación, el Estado necesitaba de orden y de planificación para mantener la maquinaria de gobierno funcionando y en ello se diferenciaban las costumbres de viejo mundo de tránsito abierto.
Junto con la red caminera surgió la necesidad de comunicarse los pueblos diversos entre sí. Por ende el Estado impuso una misma lengua para todo el territorio por encima de las lenguas y dialectos existentes. Los españoles la llamaron la “Lengua del Inga” y el lingüista Alfredo Torero supuso que se escogió el idioma del Chinachaysuyo mas difundido que el habla cusqueño.
Esa disposición se tomó por la necesidad de entenderse, de unir el pañis pues cada región, cada señorío hablaba su propia lengua o dialecto. En el incario las hablas no llevaban nombre y sólo se les decía runa simi habla del hombre.
Fue Fray Domingo de Tomás quien al componer su léxico o diccionario le puso el nombre de quechua y todos los diversos idiomas heredaron el mismo nombre aunque fuese diferentes. Por ejemplo un cusqueño no entendía a un ancashino o a un huanuqueño.
Así el Capaq Ñan al pasar por numerosos pueblos realizó una tarea unificadora, apoyado por la imposición de una lengua general que permitía dar unidad al incario, una integración que no llegó a cuajar por la aparición de las huestes españolas.
El Tupu
No puede existir un camino sin la necesidad de medir las distancias, fue el tupu quien cumplió esta obligación, pero cabe advertir que con el mismo nombre se señalaba la medición de superficie. Los cronistas no se pusieron de acuerdo sobre la longitud del tupu por la sencilla razón que su longitud poseía un concepto de relatividad, era más corto en la subida de una cuesta por la necesidad de realizar un mayor esfuerzo que bajar una montaña.
Raimondi (1874, t. 2:68) anotó que el tupu era sobre todo una medida de tiempo empleada para cubrir un trecho de camino por necesitar de invertir más fuerza al trepar una ladera que luego bajarla.
El mismo autor menciona existir en Pataz la medida llamada la cocada, los caminantes seguían la costumbre andina de mascar coca con lipta o cal queforma un estimulante que ayuda a soportar las fatigas físicas. Unas cuantas hojas conservadas en la boca tienen un tiempo de acción sobre el individuo; pasado el cual el cansancio se deja sentir si no se cambia las hojas por otras nuevas. Mientras dura la excitación producida por la coca, un hombre recorre cierta distancia, a ese período se le llama cocada, una medida de tiempo, no itinerante, de ahí que el tupu, comprendía también una idea de tiempo más energía.
Brevemente mencionaremos el tupu de superficie. En el Incario otorgaban a la pareja un tupu de tierra para proveer a su subsitencia y mantenimiento, Aquí también interviene el concepto de relatividad puesto que el tupu variaba según la calidad del suelo, en un terreno pobre era mayor su dimensión que sí pertenecía a un campo fértil, además tomaba en cuenta el tiempo necesario para el descanso de la tierra, de ahí que la extensión de la parcela otorgada a la pareja para cubrir su manutención podría ser distinta y variar.
Los chasquis o correos
El gobierno inca necesitó llevar órdenes, recibir mensajero, conocer la situación de sus habitantes, saber sí alguna región se rebeló. Para cubrir la demanda se estableció y organizó el sistema de chasquis. Ahora bien, no fue un invento inca, pues ya en la antigüedad los diversos señoríos los poseían, sino que los cusqueños los ampliaron a dimensiones continentales.
Ellos eran hombres jóvenes, ubicados a ciertos trechos del camino, a distancias más o menos largas, según la calidad de la ruta, Guaman Poma (1987) los representa corriendo y tocando unos pututos (Strombus) grandes caracoles marinos de sonido fuerte con el fin de avisar al siguiente puesto la llegada de un mensaje a fin que le dieran el encuentro. Mientras corrían juntos narraba el mensaje oral y también entregaba cualquier objeto, por lo general se trataba de un quiput, es decir un atado de cordeletas de distintos largos, colores y nudos que contenían información.
El nombre de chasquis es ya clásico en el Perú y los cronistas lo mencionan ampliamente. Sin embargo la voz no figura en los dos primeros diccionarios quechuas, en el de Gonzalo Holguín (1592 – 1608) hallamos:
Cacha – mensajero
Cachano – enviar mensajero
Fran Domingo de Santo Tomás señala:
Cochac o ñanguincha.
Ahora bien, este sacerdote reunió su información para su Lexicon en los conventos de Chincha y en el Quipico, Chancay y por ende su diccionario contiene una serie de voces sinónimos o modismos provenientes de la costa central, así la voz ñanguincha se compone de la palabra ñan camino y la segunda parte desconocemos su significado. Así podemos decir que la voz chasqui, pertenecía a un modismo local cusqueño adaptado por los hispanos.
La eficiencia del sistema de chasqui hizo perdurar su uso durante la Colonia, numerosas son las noticias en tal sentido en los archivos. La mayoría de los documentos se refieren a quejas por falta de pago, a veces les debían varios años atrasados. Sobre el empleo virreinal de los indígenas para chasqui tenemos un documento de 1570 (AD Protocolo Notariales, Juan de la Mata, foja 12 – 13) que relata cómo un tal Luis Rodríguez se prestó una embarcación del encomendero Alonso Losano para dirigirse a las islas del norte con el propósito de buscar el tesoro de una huaca. Al necesitar de fuerza de trabajo, obligó a los pescadores de Guañape que eran chasqui es decir correo oficial, a abandonar su trabajo para acudir a la isla en busca de tesoros.
Caminos intervalle
En los documentos consultados para la costa central constatamos la presencia en cada valle de dos rutas, una correspondía a la margen derecha del río y otra a la izquierda. El motivo fue probablemente la dificultad de cruzar el río en época de crecida. Así, los habitantes instalados en las laderas del cauce disponían de una ruta para bajar al mar o para subir a la sierra sin pasar de una banda a otra cómo la carretera moderna, lo dicho es evidente en el valle del río Chillón al norte de Lima (Rost. 1977 – 2004).
En el Santuario de Pachacamac, al sur de Lima, cinco caminos cruzan el valle a lo ancho, En el primero situado a orillas del mar corrían los chasqui, el segundo pertenecía a los pescadores, hasta aquí vemos que la rutas no eran libres para cualquiera sino que pertenecían a ciertos grupos. Lo curioso del caso era que en ambas vías se movilizaban los pescadores de oficio pero según sus faenas ocupaban rutas distintas, la costumbre demuestra la especialización laboral años (1669 – 84 de la región) (AGN derecho Indígena cuaderno 140). No tenemos información a quienes pertenecían los tres caminos restantes.
No podemos dejar de mencionar la costumbre existente para dar aviso de la rebelión en alguna región. En las altas cumbres tenían lista leña bien seca y al estallar un motín prendían una fogata que daría el aviso a otra montaña. Al ver el fuego lejano activaban otro fuego. Así de cumbre en cumbre se remitía el mensaje y su dirección permitía alistar un ejercito para partir; inclusive podía adelantar su marcha en la dirección correcta. Luego llegarían los chaqui con los detalles de la insurrección.
Antes del auge inca dentro de un mismo curacazgo existieron caminos así como entre las vecinas macro etnias, pero las dimensiones adquiridas como la expansión cusqueña llegó a ser extraordinaria si se toma en cuenta que abarcó buena parte del Continente Sudamericano con cara al Océnano Pacífico.
Los cronistas Castro Ortega Morejón (1558 – 1974) cuenta que antes de la expansión, los señoríos estaban constantemente en pie de guerra entre ellos, y sólo se transitaba cuando se acordaba una tregua, la muerte podía suceder al imprudente que se entreviera a salir de sus fronteras.
Tan magnífica red caminera no fue del uso de todos los habitantes del ámbito andino. El Capaq Ñan se construyó para el paso de los ejércitos, de los administradores encargados del gobierno de tan dilatados territorios. De ahí que los puentes fuesen vigilaos con el objeto de impedir la libre circulación, el Estado necesitaba de orden y de planificación para mantener la maquinaria de gobierno funcionando y en ello se diferenciaban las costumbres de viejo mundo de tránsito abierto.
Junto con la red caminera surgió la necesidad de comunicarse los pueblos diversos entre sí. Por ende el Estado impuso una misma lengua para todo el territorio por encima de las lenguas y dialectos existentes. Los españoles la llamaron la “Lengua del Inga” y el lingüista Alfredo Torero supuso que se escogió el idioma del Chinachaysuyo mas difundido que el habla cusqueño.
Esa disposición se tomó por la necesidad de entenderse, de unir el pañis pues cada región, cada señorío hablaba su propia lengua o dialecto. En el incario las hablas no llevaban nombre y sólo se les decía runa simi habla del hombre.
Fue Fray Domingo de Tomás quien al componer su léxico o diccionario le puso el nombre de quechua y todos los diversos idiomas heredaron el mismo nombre aunque fuese diferentes. Por ejemplo un cusqueño no entendía a un ancashino o a un huanuqueño.
Así el Capaq Ñan al pasar por numerosos pueblos realizó una tarea unificadora, apoyado por la imposición de una lengua general que permitía dar unidad al incario, una integración que no llegó a cuajar por la aparición de las huestes españolas.
El Tupu
No puede existir un camino sin la necesidad de medir las distancias, fue el tupu quien cumplió esta obligación, pero cabe advertir que con el mismo nombre se señalaba la medición de superficie. Los cronistas no se pusieron de acuerdo sobre la longitud del tupu por la sencilla razón que su longitud poseía un concepto de relatividad, era más corto en la subida de una cuesta por la necesidad de realizar un mayor esfuerzo que bajar una montaña.
Raimondi (1874, t. 2:68) anotó que el tupu era sobre todo una medida de tiempo empleada para cubrir un trecho de camino por necesitar de invertir más fuerza al trepar una ladera que luego bajarla.
El mismo autor menciona existir en Pataz la medida llamada la cocada, los caminantes seguían la costumbre andina de mascar coca con lipta o cal queforma un estimulante que ayuda a soportar las fatigas físicas. Unas cuantas hojas conservadas en la boca tienen un tiempo de acción sobre el individuo; pasado el cual el cansancio se deja sentir si no se cambia las hojas por otras nuevas. Mientras dura la excitación producida por la coca, un hombre recorre cierta distancia, a ese período se le llama cocada, una medida de tiempo, no itinerante, de ahí que el tupu, comprendía también una idea de tiempo más energía.
Brevemente mencionaremos el tupu de superficie. En el Incario otorgaban a la pareja un tupu de tierra para proveer a su subsitencia y mantenimiento, Aquí también interviene el concepto de relatividad puesto que el tupu variaba según la calidad del suelo, en un terreno pobre era mayor su dimensión que sí pertenecía a un campo fértil, además tomaba en cuenta el tiempo necesario para el descanso de la tierra, de ahí que la extensión de la parcela otorgada a la pareja para cubrir su manutención podría ser distinta y variar.
Los chasquis o correos
El gobierno inca necesitó llevar órdenes, recibir mensajero, conocer la situación de sus habitantes, saber sí alguna región se rebeló. Para cubrir la demanda se estableció y organizó el sistema de chasquis. Ahora bien, no fue un invento inca, pues ya en la antigüedad los diversos señoríos los poseían, sino que los cusqueños los ampliaron a dimensiones continentales.
Ellos eran hombres jóvenes, ubicados a ciertos trechos del camino, a distancias más o menos largas, según la calidad de la ruta, Guaman Poma (1987) los representa corriendo y tocando unos pututos (Strombus) grandes caracoles marinos de sonido fuerte con el fin de avisar al siguiente puesto la llegada de un mensaje a fin que le dieran el encuentro. Mientras corrían juntos narraba el mensaje oral y también entregaba cualquier objeto, por lo general se trataba de un quiput, es decir un atado de cordeletas de distintos largos, colores y nudos que contenían información.
El nombre de chasquis es ya clásico en el Perú y los cronistas lo mencionan ampliamente. Sin embargo la voz no figura en los dos primeros diccionarios quechuas, en el de Gonzalo Holguín (1592 – 1608) hallamos:
Cacha – mensajero
Cachano – enviar mensajero
Fran Domingo de Santo Tomás señala:
Cochac o ñanguincha.
Ahora bien, este sacerdote reunió su información para su Lexicon en los conventos de Chincha y en el Quipico, Chancay y por ende su diccionario contiene una serie de voces sinónimos o modismos provenientes de la costa central, así la voz ñanguincha se compone de la palabra ñan camino y la segunda parte desconocemos su significado. Así podemos decir que la voz chasqui, pertenecía a un modismo local cusqueño adaptado por los hispanos.
La eficiencia del sistema de chasqui hizo perdurar su uso durante la Colonia, numerosas son las noticias en tal sentido en los archivos. La mayoría de los documentos se refieren a quejas por falta de pago, a veces les debían varios años atrasados. Sobre el empleo virreinal de los indígenas para chasqui tenemos un documento de 1570 (AD Protocolo Notariales, Juan de la Mata, foja 12 – 13) que relata cómo un tal Luis Rodríguez se prestó una embarcación del encomendero Alonso Losano para dirigirse a las islas del norte con el propósito de buscar el tesoro de una huaca. Al necesitar de fuerza de trabajo, obligó a los pescadores de Guañape que eran chasqui es decir correo oficial, a abandonar su trabajo para acudir a la isla en busca de tesoros.
Caminos intervalle
En los documentos consultados para la costa central constatamos la presencia en cada valle de dos rutas, una correspondía a la margen derecha del río y otra a la izquierda. El motivo fue probablemente la dificultad de cruzar el río en época de crecida. Así, los habitantes instalados en las laderas del cauce disponían de una ruta para bajar al mar o para subir a la sierra sin pasar de una banda a otra cómo la carretera moderna, lo dicho es evidente en el valle del río Chillón al norte de Lima (Rost. 1977 – 2004).
En el Santuario de Pachacamac, al sur de Lima, cinco caminos cruzan el valle a lo ancho, En el primero situado a orillas del mar corrían los chasqui, el segundo pertenecía a los pescadores, hasta aquí vemos que la rutas no eran libres para cualquiera sino que pertenecían a ciertos grupos. Lo curioso del caso era que en ambas vías se movilizaban los pescadores de oficio pero según sus faenas ocupaban rutas distintas, la costumbre demuestra la especialización laboral años (1669 – 84 de la región) (AGN derecho Indígena cuaderno 140). No tenemos información a quienes pertenecían los tres caminos restantes.
No podemos dejar de mencionar la costumbre existente para dar aviso de la rebelión en alguna región. En las altas cumbres tenían lista leña bien seca y al estallar un motín prendían una fogata que daría el aviso a otra montaña. Al ver el fuego lejano activaban otro fuego. Así de cumbre en cumbre se remitía el mensaje y su dirección permitía alistar un ejercito para partir; inclusive podía adelantar su marcha en la dirección correcta. Luego llegarían los chaqui con los detalles de la insurrección.
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